He recibido varias solicitudes para que escriba sobre uno de
los productos de moda, el TA 65, un extracto de una planta (Astragalus) que
activa un sistema enzimático, la telomerasa, que evita que se acorten los
telómeros de los cromosomas, ralentizando el proceso de envejecimiento celular.
Los telómeros son una estructura que protege el extremo de
los cromosomas del proceso de envejecimiento. A medida que las células se van
dividiendo, los telómeros se van acortando, lo que provoca una disminución
progresiva de funcionalidad y en última instancia la muerte. Este proceso
explica por qué las células normales son mortales. Ahora bien, los estudios
realizados con este enzima han demostrado que la introducción de telomerasa en células
somáticas produce la regeneración de los telómeros.
En 1999 Noel Patton escuchó un discurso del profesor Jerry
Shay acerca de una enzima natural llamada telomerasa que hacía que las células
rejuvenecieran. Como biólogo, pero sobre
todo, un extraordinario emprendedor, invirtió en la investigación de los
telómeros y la telomerasa, centrándose en las propiedades de rejuvenecimiento
celular de la molécula individual, que ahora se llama TA-65, descubierta
inicialmente y patentada por la Corporación Geron. En 2002 Noel obtuvo los derechos
mundiales en exclusiva de la tecnología de activación de la telomerasa (AT)
para la aplicación a nutracéuticos, es decir, compuestos que se venden sin
receta. Paralelamente, Calvin Harley, un científico prominente, se involucró
comercialmente con el proyecto y comenzó a defender científicamente el
compuesto -en USA es habitual que un científico que ha descubierto algo
relevante, monte su propia empresa ya que los créditos se conceden con
criterios de riesgo empresarial (no como en España, donde para conseguir que te
den dinero necesitas tenerlo (aval)-.
Posteriormente, en 2009 se concedió el Premio Nobel de
Medicina a los trabajos realizados sobre la telomerasa por Elizabeth H. Blackburn, Carol W. Greider y
Jack W. Szostak. Meses después, una de las premiadas, Carol Greider, comentó,
en una entrevista, que encontrar un compuesto que pudiera alargar los
telómeros, sería fantástico.
En 2011, las compañías que comercializaban el TA 65 obtenían
ingresos multimillonarios, aunque los resultados prácticos no fueron los
esperados. En mayo de ese año, Patton contrató a Biran Egan para ayudar a
expandir el alcance TA Sciences en los mercados extranjeros. Egan estaba
obligado a tomar TA-65 dos veces al día, pero unos meses después le comunicó a
su jefe que tenía un cáncer de próstada. Al día siguiente, Patton lo despidió y
le dijo que su cáncer de próstata podría arruinar la empresa. Ese fue el
comienzo de una demanda contra la compañía «TA Science» por la que se acusó al
laboratorio de recurrir a prácticas comerciales engañosas para promocionar su
producto.
Paralelemante, se nombraba director del Centro Nacional de
Investigaciones Oncológicas (CNIO), a Maria Blasco, una bióloga especializada en
los telómeros y la telomerasa . Pues bien, ese mismo año creó Life Length, una empresa española que
comercializa la Tecnología de Análisis de Telómeros (TAT)- lo que permite
conocer la longitud de la telomerasa celular y la previsión de división celular
y por tanto la expectativa de vida. Posteriormente, pasó a realzar las
expectativas del TA 65 en diversos medios.
Curiosamente y coincidiendo con todo ello, se publicó un
estudio en una revista científica sobre las mejoras cardiovasculares,
musculares y óseas producidas por la ingesta del nutracéutico TA 65. ¿Firmantes?
Lean los conflictos de intereses que publican (es
obligatorio en las revistas científicas): Calvin Harley es uno de los inventores de TA-65. Es
consultor de Ciencias TA y está tomando personalmente TA-65. Es dueño de
acciones y opciones sobre acciones de Geron Corporation, una compañía que está
desarrollando activadores de telomerasa con fines terapéuticos y la empresa que
licencia TA-65 y TA Science. Es co-fundador, presidente y director general, y
tiene acciones en teloma Health, Inc., una compañía de diagnóstico y servicios
de ensayo de telómeros y telomerasa relacionadas con la industria de la salud.
Joseph Raffaele consultor de Science TA, y CEO de PhysioAge Systems, LLC, una
compañía que proporciona análisis de biomarcadores de envejecimiento,
incluyendo la longitud del telómero y es
co-fundador de PhysioAge Medical Group que ofrece TA-65 a través de la
Protocolo de Patton. William H. Andrews posee acciones de Geron Corporation y es el fundador, presidente
y CEO de Ciencias Sierra, una empresa que desarrolla productos terapéuticos
para inducir la expresión de la telomerasa y ha prestado apoyo financiero a
algunos de los estudios descritos en este artículo. Weimin Liu es un empleado
de Science TA.
"Odio decirlo, pero realmente creo que el dinero
corrompe", dijo al respecto la investigadora Judith Campisi, señalando el
momento en que salen estos productos al mercado, coincidiendo con el
lanzamiento de la nueva compañía de María Blasco, además, esta investigadora del
Instituto Buck de California para la Investigación sobre el Envejecimiento, tiene
otro motivo de preocupación ya que la telomerasa no causa cáncer, pero las
células cancerosas son especialmente ricas en telomerasa, que es lo que les
permite dividirse indefinidamente.
Y a todo esto ¿Qué dice la premio Nobel Carol Greider?
Pues recientemente expresó su preocupación ya que hay dos
puntos importantes que no se cumplen en los estudios realizados sobre el
producto. De una parte duda que la ingesta del compuesto llegue realmente a las
células del cuerpo después de pasar todas las barreras de absorción y por otro
lado, opina que no hay alargamiento general de todos los telómeros, de tal
forma que mientras los telómeros muy cortos se alargan en respuesta al
activador, no ocurre lo mismo con los de longitud media. Finalmente, Greider no
cree que el AT-65 fuera el causante del cáncer de Egan (quien encabeza la
demanda contra el producto), pero está de acuerdo en que la ciencia detrás de
esto causa vergüenza.
¿Qué pienso yo?
En mi opinión, las publicaciones científicas sobre el
resultado del TA 65 son escasas, están realizadas en ratones (con un
envejecimiento muy diferente al humano), y tienen fuertes conflictos de
interés. Son, sin embargo, muy prometedoras y pueden ser un avance
significativo en cuanto se desligue el aspecto comercial y pueda probarse la
eficacia real. Mientras tanto, los consumidores de este nutracéutico (no es un
fármaco), tienen que poseer tres cosas, una buena cartera (el tratamiento
cuesta miles de dólares al año), una gran fe en el compuesto y un desprecio al
riesgo de tomar algo que hace en el cuerpo lo que hace el cáncer (aunque aún no
se haya relacionado directamente).
Aunque no venga al caso al final va a ser verdad lo que me decía mi abuelo (que en paz descanse y que vivió muchos años): "un trozo de tocino y unos higos secos y estás alimentado para todo el día. ¡Que se dejen de inventos!
ResponderEliminarNo ver ningún comentario a estos escritos es una pena porque realmente da gusto leer esto. Espero que siga escribiendo artículos como éste.
Anónimo...yo también echo en falta comentarios sobre estas publicaciones..pero despues de leer la tuya, espero que no hagas lo que tu abuelo.Desgraciadamente con el tocino que ingirieras ahora, ( escepcion del privilegiado que tenga a su alcance un verdadero de bellota) arruinarias la salud..y si hablas de higos, tampoco se andan a la zaga en cuanto a riqueza en contaminantes fitosanitarios. ojalá pudieramos recuperar eso que tu señalas.
EliminarGracias por la información
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