miércoles, 10 de febrero de 2016

Algunas infecciones víricas pueden contribuir al declive cognitivo en la vejez

 
Ciertas infecciones víricas crónicas podrían contribuir a un deterioro cognitivo sutil en ancianos aparentemente sanos, según un nuevo estudio.

Muchas investigaciones previas ya sugirieron una conexión entre la exposición al citomegalovirus
(CMV) y los virus del herpes simple (HSV) 1 y 2, así como también al protozoo Toxoplasma gondii, y un funcionamiento cognitivo disminuido. Todo apunta a que estos virus, que pueden persistir en el cuerpo mucho después de una infección aguda, están desencadenando algunos efectos neurotóxicos.

El nuevo estudio, realizado por especialistas de la Universidad de Pittsburgh y la Universidad Johns Hopkins, ambas en Estados Unidos, es uno de los pocos que evalúa la exposición vírica y las mediciones de funcionamiento cognitivo a lo largo de un periodo de tiempo bastante largo en un grupo de ancianos.

El equipo del Dr. Vishwajit Nimgaonkar, de la Universidad de Pittsburgh en Estados Unidos, buscó señales de exposiciones víricas en muestras de sangre de más de 1.000 participantes de 65 años o más que fueron evaluados anualmente durante cinco años para investigar los cambios cognitivos con el paso del tiempo.

Encontraron que la exposición al CMV, al HSV-2 o al Toxoplasma está asociada con diferentes aspectos de declive cognitivo en personas mayores. Esto podría ayudar a explicar lo que a menudo está considerado como un declive siempre relacionado con la edad.

viernes, 5 de febrero de 2016

Suplementos de Zinc para mayores

Tomar suplementos de zinc no sólo pueden aumentar el nivel sanguíneo de zinc en pacientes de edad avanzada, sino también mejorar su sistema inmunológico. Esto se indica en un pequeño estudio estadounidense publicado en el "American Journal of Clinical Nutrition". Los suplementos de zinc podrían proteger contra las enfermedades infecciosas y las consecuencias asociadas que se producen con más frecuencia en los ancianos.

El estudio, llevado a cabo por la Universidad de Tufts en Boston (Massachusetts), incluyó a 25 personas mayores de 65 años a partir de tres hogares de ancianos en el área de Boston que tenían niveles moderados o insuficientes zinc en la sangre. Durante tres meses, 13 recibieron un placebo todos los días (píldoras de multivitaminas con cinco miligramos de zinc) y doce participantes recibieron suplementos diarios de multivitaminas con 30 miligramos de zinc. Los niveles de zinc y el sistema inmunitario (perfil y función) se midieron tanto antes, como después, de la intervención.

Tomando los suplementos condujo a un aumento del 16 por en los niveles de zinc y fue significativamente mayor que el aumento de 0,7 por ciento en el grupo de control. Después de tres meses, los individuos con deficiencia moderada de zinc alcanzaron niveles normales, mientras que no se alcanzó este nivel en las personas con deficiencia severa de zinc.

Junto con un aumento en los niveles séricos de zinc, el número y la función de las células T también se incrementó sustancialmente. Cuando nos enfrentamos a una infección simulada mostraron una respuesta mejor y más rápido.

Estudios previos habían demostrado que alrededor del 30 por ciento de los residentes de hogares de ancianos tenían niveles bajos de zinc y fueron significativamente más propensos a desarrollar neumonía y aumentar la morbilidad, dijo el autor principal Simin Meydani Nikbin. 


Gracias a este estudio ahora se sabe que los suplementos de zinc pueden conducir a un aumento en los niveles séricos y, a su vez, fortalecer las células T y representan una opción potencial para combatir la aparición de la infección y la mortalidad relacionada con las personas mayores, que constituyen un importante problema de salud pública.

martes, 2 de febrero de 2016

Para prevenir las caídas en los mayores... ¡Tomar el sol!



La vitamina D reduce el número de fracturas en los ancianos relacionadas con caídas. Un programa de suplementación con vitamina D a gran escala, ha ayudado al gobierno de Nueva Zelanda a ahorrar más de medio millón de dólares en los últimos años. Desde 2010, los profesionales de la salud han alentado la prescripción de vitamina D para los residentes de edad avanzada en residencias de ancianos. Esto resultó en un aumento en el porcentaje de personas de edad avanzada que toman vitamina D entre 2010 y 2012 de un 15% a un 74%. 

El objetivo del programa era reducir el número de fracturas  relacionadas con caídas en los ancianos. Las investigaciones científicas ya habían demostrado que suplementación con vitamina D puede reducir el número de incidentes y fracturas  relacionadas con caídas. La última confirmación es que este enfoque también ha llevado a buenos resultados en la práctica real. 

El ahorro se genera principalmente por la reducción del número de admisiones en los hospitales. Los ahorros serán probablemente mayores todavía, porque además se requerirá menos apoyo clínico y menos medicación, además de que los costos incurridos para rehabilitación también serán menores.

Resultado de imagen de caidas ancianos 


Fuente: Live News. Vitamin D project helps prevent falls and saves health costs. 

lunes, 21 de septiembre de 2015

Vitamina B12 en la persona mayor


A partir de los 50 años conviene chequear periódicamente los niveles de vitamina B12, que es esencial para la salud del cerebro y el sistema nervioso, así como para la formación de las células sanguíneas.

Al día necesitamos 2.4 miligramos. Muchos países la suministran mediante alimentos enriquecidos, ya que su absorción a partir de la carne es limitada, en especial después de los 50 años, y aunque la dieta sea correcta, sus niveles pueden ser bajos. 
 

Algunos medicamentos dificultan también su absorsción, como algunos antidiabéticos de uso muy frecuente, y los antiácidos.
“La Vitamina B12 es muy importante para el cerebro, y su deficiencia es una causa de demencia. Es la única cuyos niveles pedimos de rutina los neurólogos. Puede estar baja porque no se toma la adecuada, como puede ser el caso de los vegetarianos, ya que está en las carnes, o por un déficit de absorción. Cuando detectamos un déficit se administra mediante inyecciones, porque en píldoras podría no absorberse bien”, explica el doctor Félix Viñuela, del Grupo de Estudio de Conducta y Demencias de la Sociedad Española de Neurología (SEN).

En otros países de Europa desde hace años están administrando esta vitamina en alimentos suplementados, “y nosotros vamos retrasados en esto. Los europeos tienen niveles más alto que los españoles, por sus dietas enriquecidas”. Los autores del artículo recomiendan tomarla como suplemento independientemente de la edad, cuando se sigue una dieta vegetariana o se tienen problemas de absorción.

viernes, 11 de septiembre de 2015

Mejor hacer ejercicio cinco días a la semana

De acuerdo con un estudio que se realizó entre agosto y septiembre en Londres, en pacientes con enfermedad arterial coronaria (EAC), la práctica de ejercicio físico cinco días a la semana durante cuatro semanas mejoró significativamente la capacidad de ejercicio aeróbico en comparación con la realización de ejercicio tres días por semana (con un día por recuperación entre sesiones de entrenamiento)..

Los resultados fueron que en cuatro semanas, el entrenamiento intensivo de cinco días por semana dió como resultado un aumento significativo en VO2 max (de 24,8 ml / kg / min en principio a 28,7 ml / kg / min durante el seguimiento) en comparación al entrenamiento físico en tres días por semana (de 24,7 ml / kg / min a 26,9 ml / kg / min) (p <0 br="">

sábado, 5 de septiembre de 2015

Disminuir el sobrepeso es una buena prevención para el Alzheimer



Un estudio reciente resalta que atrasar la edad a la que llega una enfermedad tan trerrible como la de Alzheimer unos dos años, reduciría su prevalencia (número de personas que la padecen), en casi 23 millones en 2050. 


Esta conclusión se desprende de un estudio sobre envejecimiento realizado en Baltimore, EE UU, y en el que se ha seguido a 1.394 voluntarios durante una media de tiempo de 14 años, aunque algunos de ellos han estado bajo observación hasta 35 años. De todo este grupo, 142 participantes desarrollaron Alzheimer.

Pues bien, cuanto más sobrepeso, más se adelanta la edad a la que una persona puede sufrir Alzheimer. En concreto, el trabajo muestra que a los 50 años de edad, cada unidad que el Índice de Masa Corporal supere el límite del sobrepeso, fijado en 25 (ver despiece), adelanta la edad de diagnóstico del Alzheimer 6,7 meses. El estudio también confirma que a peso más excesivo, más severa se hace la neuropatología de esta enfermedad.

lunes, 31 de agosto de 2015

Todo en uno. Omega 3 con fosfatidilserina


En un artículo anterior comentaba la importancia del DHA en ayudar a evitar el deterioro cognitivo asociado a la edad. El DHA, componente primario de los fosfolípidos de membrana en el cerebro, facilita la excitabilidad de la membrana neuronal, aumenta los niveles de neurotransmisores y reduce el daño neuronal y con ello mejora la adquisición del aprendizaje y el rendimiento de la memoria. Hay, por tanto, evidencia suficiente de que la suplementación con AGPI omega 3 de cadena larga mejora el deterioro cognitivo, aunque la dosis y el tipo AGPI omega 3 preferido todavía no están totalmente definidos.
 

La fosfatidilserina es un fosfolípido de origen natural que existe en una parte importante de los fosfolípidos a nivel cerebral (15%). Su concentración en cerebro disminuye con la edad (al menos en estudios en animales, pero es razonable pensar que también ocurre en humanos). Cuando se incluye en la estructura de la membrana celular contribuye a aumentar la fluidez y a equilibrar la regulación de las enzimas Na+/K+ ATPasa (al alza) y acetilcolinesterasa (a la baja), lo que se presume que tiene efectos sobre la cognición. Por otro lado, la fosfatidilserina reduce el estrés y la excitabilidad, lo que genera un aumento de la atención (que también actúa favorablemente).

En los adultos mayores sanos, parece existir beneficio asociado con la suplementación a largo plazo de la fosfatidilserina en la prevención de la demencia; beneficios cognitivos, como la memoria de trabajo y la cognición en situaciones cotidianas.

Una dosis estándar de la fosfatidilserina (PS) es de 100 mg, tomados 3 veces al día a 300 mg total diario. 
Un Omega 3 con fosfatidilserina de plena confianza en la web




viernes, 28 de agosto de 2015

Actividad física, aunque sea poca...


Investigadores del Centre Hospitalier Universitaire de Saint-Étienne, en Francia, aseguran que caminar tan sólo 15 minutos al día, montar en bicicleta o nadar es suficiente para ayudar a las personas mayores a vivir más, según los resultados de una revisión de diferentes estudios que muestran que algo de actividad física siempre es mejor que nada.

En los mayores de 60 años se ha visto que practicar ejercicio de forma moderada o más intenso puede reducir hasta un 28% el riesgo de morir en 10 años, en comparación con aquellos que llevan una vida completamente sedentaria.

Pero incluso en aquellos que presentaban los niveles más bajos de actividad, se observó como la mortalidad también se reduce en un 22%, según los resultados que publica "British Journal of Sports Medicine".

"Si nuestros pacientes mayores no pueden hacer 150 minutos de actividad física moderada a la semana por alguna enfermedad crónica, les recomendamos que estén físicamente activos a la altura de sus posibilidades", ha reconocido David Hupin, autor del estudio.

De hecho, este experto ha reconocido que actualmente más del 60% de los mayores no pueden cumplir con el tiempo de actividad física que recomiendan las guías de actividad física para este colectivo.

Por ello, en su revisión de estudios querían analizar si con menos ejercicio también se conseguía algún beneficio para la salud, para lo que analizaron datos de un total de 122.417 hombres y mujeres de entre 60 y 101 años de Estados Unidos, Australia y Taiwán.

Los estudios evaluaron los niveles de actividad física de los participantes y su riesgo de fallecer por cualquier causa durante en los diez años siguientes al estudio, así como la percepción de su salud y la presencia de enfermedades y otros trastornos que pudieran aumentar su riesgo de mortalidad, como un colesterol elevado o sobrepeso.

Para cuantificar su actividad utilizaron la unidad de medida del índice metabólico (MET, en sus siglas en inglés), que representa la cantidad de energía gastada por minuto en una actividad específica. Así, si descansar supone 1 MET, hacer una actividad moderada como caminar podía conllevar entre 3 y 5,9 MET, y algo más activo como correr suponía 6 MET.

Con estos parámetros, se consideró una "dosis" de actividad física semanal baja aquella inferior a los 499 MET, mientras que pasaba a ser moderada si se situaba entre los 500 y 999 MET, o alta si superaba los mil MET.

De este modo, la tasa de mortalidad fue un 22% menor entre las personas que se encuadraban en la categoría más baja de MET, en comparación quienes no hicieron nada de ejercicio, más allá de las actividades cotidianas.

Y para las personas con una actividad moderada, que equivaldría a unos 150 minutos por semana de ejercicio, el riesgo de morir en los diez años siguientes se redujo hasta un 28%; y si el ejercicio superaba los mil MET, la tasa de mortalidad era un 35% menor.

La relación entre el ejercicio y el riesgo de mortalidad fue especialmente fuerte en el caso de las enfermedades cardiovasculares y, en menor medida, para el cáncer, señalan los investigadores.

Además, las mujeres mayores mostraron un mayor beneficio del ejercicio que los hombres, ya que el riesgo de mortalidad disminuyó en un 32% en comparación con los hombres (14%) en la categoría más baja de actividad, lo que podría deberse a que éstas subestiman su nivel de ejercicio.