Investigadores del
Centre Hospitalier Universitaire de Saint-Étienne, en Francia, aseguran que
caminar tan sólo 15 minutos al día, montar en bicicleta o nadar es suficiente
para ayudar a las personas mayores a vivir más, según los resultados de una
revisión de diferentes estudios que muestran que algo de actividad física
siempre es mejor que nada.
En los mayores de
60 años se ha visto que practicar ejercicio de forma moderada o más intenso puede
reducir hasta un 28% el riesgo de morir en 10 años, en comparación con aquellos
que llevan una vida completamente sedentaria.
Pero incluso en
aquellos que presentaban los niveles más bajos de actividad, se observó como la
mortalidad también se reduce en un 22%, según los resultados que publica
"British Journal of Sports Medicine".
"Si nuestros
pacientes mayores no pueden hacer 150 minutos de actividad física moderada a la
semana por alguna enfermedad crónica, les recomendamos que estén físicamente
activos a la altura de sus posibilidades", ha reconocido David Hupin,
autor del estudio.
De hecho, este
experto ha reconocido que actualmente más del 60% de los mayores no pueden
cumplir con el tiempo de actividad física que recomiendan las guías de
actividad física para este colectivo.
Por ello, en su
revisión de estudios querían analizar si con menos ejercicio también se
conseguía algún beneficio para la salud, para lo que analizaron datos de un
total de 122.417 hombres y mujeres de entre 60 y 101 años de Estados Unidos,
Australia y Taiwán.
Los estudios
evaluaron los niveles de actividad física de los participantes y su riesgo de
fallecer por cualquier causa durante en los diez años siguientes al estudio,
así como la percepción de su salud y la presencia de enfermedades y otros
trastornos que pudieran aumentar su riesgo de mortalidad, como un colesterol
elevado o sobrepeso.
Para cuantificar
su actividad utilizaron la unidad de medida del índice metabólico (MET, en sus
siglas en inglés), que representa la cantidad de energía gastada por minuto en
una actividad específica. Así, si descansar supone 1 MET, hacer una actividad
moderada como caminar podía conllevar entre 3 y 5,9 MET, y algo más activo como
correr suponía 6 MET.
Con estos
parámetros, se consideró una "dosis" de actividad física semanal baja
aquella inferior a los 499 MET, mientras que pasaba a ser moderada si se
situaba entre los 500 y 999 MET, o alta si superaba los mil MET.
De este modo, la
tasa de mortalidad fue un 22% menor entre las personas que se encuadraban en la
categoría más baja de MET, en comparación quienes no hicieron nada de
ejercicio, más allá de las actividades cotidianas.
Y para las
personas con una actividad moderada, que equivaldría a unos 150 minutos por
semana de ejercicio, el riesgo de morir en los diez años siguientes se redujo
hasta un 28%; y si el ejercicio superaba los mil MET, la tasa de mortalidad era
un 35% menor.
La relación entre
el ejercicio y el riesgo de mortalidad fue especialmente fuerte en el caso de
las enfermedades cardiovasculares y, en menor medida, para el cáncer, señalan
los investigadores.
Además, las
mujeres mayores mostraron un mayor beneficio del ejercicio que los hombres, ya
que el riesgo de mortalidad disminuyó en un 32% en comparación con los hombres
(14%) en la categoría más baja de actividad, lo que podría deberse a que éstas
subestiman su nivel de ejercicio.