Según la Organización
Mundial de la salud (OMS), el envejecimiento activo se define como “el proceso de optimización de las oportunidades de salud,
participación y seguridad con el fin de mejorar la calidad de vida a medida que
las personas envejecen” Esta definición no sólo contempla el
envejecimiento desde la atención sanitaria, sino que incorpora todos los
factores de las áreas sociales, económicas y culturales que afectan al
envejecimiento de las personas.
El envejecimiento activo se aplica tanto a los individuos como a los grupos de población, permitiendo a las personas realizar su potencial de bienestar físico, social y mental a lo largo de todo su ciclo vital, mientras participan en la sociedad de acuerdo con sus necesidades, deseos y capacidades, proporcionándoles protección, seguridad y cuidados adecuados cuando necesitan asistencia.
El término “activo” hace referencia a una participación continua en las cuestiones sociales, económicas, culturales, espirituales y cívicas, no sólo a la capacidad para estar físicamente activo o participar en la mano de obra. Las personas mayores que se retiran del trabajo y las que están enfermas o viven en situación de discapacidad pueden seguir contribuyendo activamente con sus familias, conciudadanos y comunidad. El envejecimiento activo trata de de ampliar la esperanza de vida saludable y la calidad de vida para todas las personas a medida que envejecen, incluyendo aquellas frágiles, discapacitadas o que necesitan asistencia.
El término “salud” se refiere al bienestar físico, mental y social expresado por la OMS en su definición de salud. Por tanto, en un marco de envejecimiento activo, las políticas y programas que promueven las relaciones entre la salud mental y social son tan importantes como las que mejoran las condiciones de la salud física.
Documento pdf: LIBRO BLANCO DEL ENVEJECIMIENTO ACTIVO
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