miércoles, 28 de agosto de 2013

Factores que influyen en la sarcopenia (segunda parte)


1)      Factores metabólicos.

La gran patología asociada a la sarcopenia es el Síndrome Metabólico.

La asociación de un conjunto de factores de riesgo que pueden conducir a cardiopatía isquémica, diabetes y enfermedades por sobrepeso, se conoce en la actualidad como síndrome metabólico, que se caracteriza por valores ligeramente por encima de lo normal de la glucosa en sangre y triglicéridos y por una ligera hipertensión y obesidad abdominal.


Las razones por las que este síndrome se asocia a la sarcopenia derivan de la doble vinculación que genera el déficit de actividad física y la resistencia a la insulina, que son comunes a ambas patologías y están en la base, quizás, de ambas. En este sentido, se estima que al menos un millón de ancianos españoles tienen síndrome metabólico. Además, el progresivo envejecimiento de la población y el ascenso epidémico de la obesidad en España y otros países hacen que el número de individuos con síndrome metabólico vaya previsiblemente en aumento.

Entre las causas del síndrome metabólico hay factores que apuntan a la producción de especies reactivas de oxígeno (ERO) en la grasa acumulada (factores de daño oxidativo). Otros autores han comprobado en niños obesos con síndrome metabólico que la relación alfatocoferol y betacaroteno corregidos con los lípidos plasmáticos era menor que en niños normales, lo que les hacía sugerir la terapia con antioxidantes. En este sentido, los mayores avances se han obtenido con la carnosina, que se ha probado la disminución de citocinas tras su administración


2)      Factores hormonales.

El envejecimiento está asociado a una reducción en los niveles de testosterona, hormona del crecimiento y estrógenos. La testosterona y hormona del crecimiento promueven la síntesis proteica, de modo que el declinar de su producción con la edad, va asociado a una menor masa muscular. Desde este punto de vista la solución razonable sería dar testosterona o HGH. El problema es que los anabolizantes hormonales producen efectos secundarios como acné, hirsutismo, virilización en la mujer, ginecomastia e hipogonadismo en el varón, hipertensión y aumento de LDL (lipoproteínas de baja densidad), roturas tendinosas, agresividad y labilidad emocional y en raros casos lesiones hepáticas y psicosis. Además, su uso en deportistas está prohibido debido a sus efectos secundarios, aunque su utilización en el tiempo es exponencial.



La hormona de crecimiento tiene efectos aún más graves, ya que aumenta el riesgo de padecer cáncer, produce un crecimiento desproporcionado de manos y cara, altera la termorregulación y provoca patología cardiaca grave.

La alternativa nutricional a estas insuficiencias hormonales fisiológicas en la vejez, son dos aminoácidos que han demostrado su acción anabolizante y sobre la hormona de crecimiento respectivamente.  Se trata de la leucina y de la arginina. Hay múltiples estudios que demuestran que la leucina suministrada tras el ejercicio físico mejora la síntesis proteica comparándola con carbohidratos solo, o placebo, lo cual se hace extensivo a la terapia de alimentación enteral o parenteral en pacientes operados o emaciados e incluso a los regímenes restrictivos para pérdidas importantes de peso.

3)      Factores inflamatorios.

Nuestro origen como cazadores-recolectores nos sitúa muy alejados de los sujetos sedentarios, con hábitos alimenticios muy alejados del alto consumo de peces, raíces, frutas, insectos y carnes de animales de caza. En términos generales los animales tienen una alimentación prácticamente invariable a lo largo de siglos. La especialización de los depredadores les hace ser casi exclusivos de un pequeño grupo de animales. Sin embargo, nosotros hemos pasado de comer esporádicamente y tomar alimentos básicamente ricos en vitaminas, antioxidantes y ácidos grasos de la serie Omega3, a comer casi constantemente (hasta la obesidad), ingerir carne de animales estabulados, ácidos grasos saturados e insaturados de la serie Omega6. Solo hay que echar un vistazo a la alimentación que siguen los grupos humanos que existen en la actualidad y que siguen, como sus ancestros, vinculados al concepto de cazadores-recolectores.

El desproporcionado aumento del consumo de grasas de la serie Omega6, vinculado a la pobreza de la ingesta de Omega3, unido al hecho de que las enzimas encargadas de su elongación y desaturación son compartidas y, por tanto, competitivas, genera un desproporcionado incremento de la producción de derivados oxigenados del ácido araquidónico (eicosanoides, prostaglandinas (PG), prostaciclinas, tromboxanos, leucotrienos, lipoxinas, ácidos grasos hidroxilados) de las series 2 y 4, es decir, los que participan en reacciones inflamatorias y de hipersensibilidad. El eicosapentanoico (Omega3), por el contrario, se metaboliza en eicosanoides de las series 3 y 5, con poca o nula acción inflamatoria, y con función reguladora de la agregación plaquetaria.


Como resultado, se han multiplicado las enfermedades de sustrato inflamatorio (asma, enfermedades autoinmunes, cardiovasculares etc), lo que unido al extraordinario progreso científico-técnico y de la medicina, ha llevado al hombre a vivir más años pero con menor calidad de vida.

4)      Factores nutricionales.

La nutrición es un factor muy importante en la sarcopenia, en las publicaciones de revistas médicas especializadas, los trabajos sobre aportaciones nutricionales a pacientes con sarcopenia avanzan en los últimos años. De hecho, en los últimos cuatro años se han publicado 45 artículos en los que las palabras clave eran “sarcopenia y nutrition”.

La evidencia de que la ingesta de aminoácidos juega un importante papel en el control de la translación (formación de las proteínas a partir de la información del ARN mensajero), surge de los estudios realizados con ratas en ayunas a las que se daban distintos tipos de alimentos. En este sentido, se ha comprobado que en el músculo esquelético de ratas en ayunas, la síntesis proteica está reprimida comparada con las alimentadas, y esto era debido, en parte, a la reducción de la señalización mediada por mTOR (un señalizador celular).

La forma en que la contracción muscular aumenta la síntesis proteica  y produce hipertrofia se debe a una serie de efectos a raíz del daño muscular microscópico provocado por la tensión (sobre todo en ejercicios excéntricos). Este daño, provoca una reacción similar a la respuesta de fase aguda en la inflamación, con llegada de neutrófilos, incremento de interleucina 1 en músculo y plasma, y acumulación de macrófagos. A partir de ahí, se incrementa la respuesta de síntesis proteica muscular al ejercicio para lo cual se requiere un sustrato de aminoácidos rápidamente disponibles. En este sentido, los estudios experimentales demuestran que la ingesta de un suplemento proteico está asociada a un aumento de la fuerza muscular en personas mayores frente a placebo.

Por otro lado, en experimentos realizados en personas encamadas durante largo tiempo se ha demostrado una recuperación de la masa muscular más rápida cuando se dan suplementos de aminoácidos. Por otro lado, sabemos la importancia del ejercicio físico, ya que aumenta la actividad del factor de iniciación eucariota 2B (eIF2B), mejorando la señalización mediada por mTOR, al tiempo que la presencia de una pequeña cantidad de insulina incrementa la translación y la síntesis proteica. Todo ello tiene un claro componente evolutivo, ya que durante el esfuerzo físico para cazar, disminuye la insulinemia y el músculo al tiempo de hacerse más permeable a la glucosa, incrementa la expresión de las enzimas necesarias para la síntesis proteica que mejore el anabolismo posterior al catabolismo durante el ejercicio físico intenso.

Las dos condiciones óptimas para la síntesis proteica son, por tanto, el ejercicio físico y una ingesta adecuada de proteínas. (sigue......)

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