miércoles, 20 de mayo de 2015

Ejercicios en agua y marcha nórdica en mayores con problemas cardiovasculares



En la primera mitad del siglo XX, el reposo prolongado en cama tras un infarto de miocardio, se consideró como una regla formal, y se enseñaba que seis semanas de reposo absoluto eran indispensables. Posteriormente, fue cambiando este concepto y ya en un informe publicado en el American Journal of Cardiology, en 1976, bajo la dirección de J. Swan, se concluye que para los infartos no complicados, el reposo en cama no debe exceder de cuatro días, y que una hospitalización de nueve a catorce días es casi siempre suficiente. Por otra parte, al mismo tiempo se desarrollan programas de actividad física más o menos estructurados. En la fase inicial de la enfermedad, la finalidad de las actividades ligeras es reducir la mala condición física unida a la inmovilización, reducir el riesgo de trombosis periférica, y disminuir las consecuencias psicológicas de la enfermedad. Ulteriormente, después de algunas semanas, una actividad física más intensa conduce a mejorar la condición física del cardiópata y a reducir la carga fisiológica ligada a las actividades habituales.

 
En Estados Unidos de Norteamérica, el 50% de los pacientes coronarios accede a un programa de rehabilitación. En España, la rehabilitación cardíaca es la excepción. Curiosamente, entre los factores responsables de la baja participación de los ancianos en un programa de rehabilitación cardíaca, llama la atención la falta de recomendación por parte del médico de familia. Otros factores son la negación de la enfermedad, la depresión, la existencia de patologías asociadas y otros.

La obesidad y la falta de actividad física están más estrechamente relacionadas con las enfermedades cardiovasculares en las mujeres que en los hombres. La marcha nórdica y los ejercicios aerobios realizados en el agua se recomiendan para mantener la condición física cardiovascular y para el mantenimiento de la regulación de la composición corporal, así como para pacientes con problemas venosos. El ejercicio aerobio regular realizado en el agua ejerce una influencia específica sobre el metabolismo del tejido graso, además, la percepción del esfuerzo en un medio acuático es inferior a la intensidad del trabajo realizado. 

Resultado de imagen de marcha nordica

Sin embargo, los estudios sobre el impacto del entrenamiento en la reducción de la masa grasa proporcionan resultados contradictorios. Se han observado modificaciones que oscilan entre un aumento del 4,7% y una disminución del 11,9% del contenido de la grasa durante el entrenamiento, con una duración de 4 a 11 semanas. La marcha nórdica fortalece la mayoría de los músculos esqueléticos, incluidos los de las extremidades inferiores, y ejerce un impacto positivo en la composición corporal reduciendo los factores de riesgo asociados con el sobrepeso y la obesidad. Otros estudios efectuados con la marcha nórdica, llegan a la conclusión, de que ocho semanas de entrenamiento en las mujeres mayores de 50 años, mejoran el flujo vascular en las venas de las extremidades inferiores y normalizan la composición corporal hacia la reducción de los factores de riesgo de la enfermedad cardiovascular, mientras que ocho semanas de entrenamiento con los ejercicios de agua en las mujeres citadas no son suficientes para modificar de forma significativa la composición corporal, es decir, disminuir el contenido de la grasa corporal y aumentar la masa muscular y además no mejoran la función de la bomba músculo-vascular de las extremidades inferiores.

Ryszard Jasiński,1 Małgorzata Socha,2 Ludmiła Sitko,1 Katarzyna Kubicka,2 Marek Woźniewski,1 and Krzysztof A. Sobiech2. Effect of Nordic Walking and Water Aerobics Training on Body Composition and the Blood Flow in Lower Extremities in Elderly Women. J Hum Kinet. 2015 Mar 29; 45: 113–122. Published online 2015 Apr 7. doi: 10.1515/hukin-2015-0012 PMCID: PMC4415824

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