Los estudios epidemiológicos y la investigación básica
sugieren un efecto protector de determinados suplementos, como los ácidos
grasos poliinsaturados omega3, antioxidantes y vitaminas del grupo B contra el
envejecimiento del cerebro. Sin embargo, aún no se han cuantificado ni
tipificado exactamente estos beneficios y, de hecho, quedan otros muchos
nutrientes por investigar, como el ácido docosapentaenoico y algunas vitaminas
como la D y K. Es necesario un enfoque más general que abarque aspectos como la
sinergia de componentes de forma que los beneficios de determinadas dietas
puedan trasladarse a poblaciones que habitualmente no consumen esos alimentos.
En este sentido, el establecimiento de biomarcadores intermedios de progresión
del deterioro cognitivo con la edad y la acción de estos suplementos, podría
determinar un mejor estudio y tratamiento de los deterioros cognitivos con la
edad
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