martes, 18 de noviembre de 2014

Ejercicio solo en fin de semana....



¿Que ocurre cuando se practica el llamado deporte de fin de semana?

Hay que tener en cuenta que lo que buscamos con la realización de una actividad física programada es la adaptación a los cambios que el esfuerzo físico produce en el organismo. El ejercicio precisa contracciones musculares, movilización de huesos y articulaciones, aumento de la respiración para satisfacer la demanda de oxígeno por los músculos e incremento de la circulación para transportar ese oxígeno extra. También genera una rotura del equilibrio general del organismo, de hecho, la mayor exigencia de energía proporcionada a través del metabolismo energético provoca la aparición de una “fuga de electrones”  en la principal vía de obtención de energía por el organismo, la llamada cadena transportadora de electrones. Esa fuga de electrones genera radicales libres y oxidación.

Nuestro cuerpo está preparado por la evolución para hacer frente a esas alteraciones que produce el esfuerzo físico. Nos adaptamos mejorando nuestro sistema respiratorio, circulatorio, osteo-muscular, metabólico y hormonal. Incluso ese mayor estrés oxidativo lo combatimos con antioxidantes movilizados por nuestro organismo para evitar el daño provocado por esas especies reactivas de oxígeno causantes, entre otras cosas, de envejecimiento.

Para que esta adaptación se produzca, el cuerpo debe ser sometido periódica y regularmente a ese esfuerzo físico moderado del que hemos hablado. Si no damos tiempo a la adaptación, el organismo cada vez que se enfrente al esfuerzo físico lo hará sin preparación, sin adaptaciones, sin defensa. El resultado será un estrés circulatorio para el que no se está preparado, lo que provocará riesgo de arritmias y eventos coronarios graves, lesiones óseas (fracturas) y musculares (roturas musculares), esguinces articulares y oxidación y envejecimiento.

 
Es un enorme contrasentido que quien ha estado inactivo cinco días seguidos, dedique horas de esfuerzo intenso a correr, ir en bicicleta, jugar al tenis o esquiar el sábado y domingo con la intención de conseguir el beneficio de la actividad física, y acabe encontrándose, por desconocimiento, con lesiones, riesgos cardíacos, estrés oxidativo etc.

Nuestro grupo ha demostrado que, curiosamente, no es el deportista entrenado el mayor beneficiario de los conocimientos actuales sobre ayudas ergogénicas como la ingesta de antioxidantes, sino el “deportista de fin de semana”, ya que al contrario del sujeto bien entrenado, el que practica esfuerzos intensos sin la preparación suficiente no tiene capacidad antioxidante propia y se ve muy beneficiado de la ayuda exógena.

La recomendación que habría que hacer al amplio colectivo de personas a las que les gusta la actividad física y los deportes, pero que solo disponen del fin de semana para realizarlas, es que escojan otros dos días intrasemana y realicen media hora de bicicleta ergométrica en casa, o de carrera continua, o una tabla de ejercicios que dure unos cuarenta minutos y mantenga el ritmo de pulsaciones entre 120 y 130 latidos por minuto. Esto unido a una actividad de sábado y/o domingo razonable, sin grandes excesos y acompañada de la ingesta de un complemento rico en antioxidantes, les permitirá obtener una adaptación orgánica adecuada con el beneficio indiscutible de la actividad física.

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